"Que el oprobio y la vergüenza
tiña la mísera sombra del hombre,
que ante la mujer la voz y la mano alza
sembrando su cuerpo de golpes y de reproches.
Consumiendo la vida de quien no es su sierva,
volviendo sus días en oscuras noches,
a quien un lejano día llamó su amada".
Ana A. Millás